Con el objetivo de dar a conocer más información respecto al consumo de alimentos procesados y mejorar la salud, el químico en alimentos, Víctor Manuel Hernández Pimentel habló sobre los mitos y realidades que existen alrededor de los alimentos procesados.
La industria representa más de 115 mil millones de pesos anuales en producción a nivel nacional, 23.4 por ciento del PIB manufacturero y 3.9 por ciento del PIB total, según datos del desaparecido ProMéxico, que era el organismo encargado de la promoción de inversiones para nuestro país y que ahora quedó a cargo de las embajadas.
De acuerdo con el International Food Information Council Foundation (IFICF), el procesamiento de alimentos es cualquier cambio deliberado que ocurre antes de comerlo. Puede ser tan simple como congelarlo o deshidratarlo para preservar los nutrientes y su frescura, o tan complejo como formular una comida congelada con el balance correcto de nutrientes e ingredientes.
El candidato a Doctor en Ciencias de Alimentos por la Universidad Autónoma de Querétaro, explicó que existe el mito de que podemos basar nuestra dieta en alimentos sin procesar, pero indicó que incluso aquellos productos considerados como frescos han pasado por cierto grado de procesamiento.
Los grados de procesamiento alimenticio como el uso de aditivos son evaluados periódicamente por organismos internacionales para ratificar su inocuidad.
En cuanto al mito de si los alimentos procesados son tóxicos, Hernández Pimentel indicó que esta creencia está relacionada con los aditivos que contienen este tipo de productos. Sin embargo, de acuerdo con expertos de todo el mundo, estas sustancias además de ofrecer múltiples ventajas a los consumidores son totalmente seguras para su consumo.
“Cuando se añaden a los alimentos, ayudan a mantener su frescura, sabor, textura, y aspecto, desde su fabricación hasta el momento en que se consumen, y gracias a ellos, los diferentes productos se conservan en buenas condiciones a lo largo de toda la cadena de producción, exhibición y venta al público”.
Todos los aditivos alimentarios que se utilizan actualmente han sido sometidos a minuciosos procesos de evaluación para confirmar que son totalmente seguros para el consumo humano. El organismo internacional encargado de dicha evaluación es el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA, por sus siglas en inglés), integrado por científicos de todo el planeta en disciplinas como la toxicología, la nutrición o la epidemiología, entre otras.
Desde 1956, JECFA ha evaluado más de 2 mil 600 aditivos alimentarios y sólo aquéllos que demostraron su inocuidad han sido aprobados para su uso en la elaboración de alimentos y bebidas. Por su parte, la Comisión del Codex Alimentarius, órgano conjunto de la OMS y la ONU para la Alimentación, se encarga de fijar las dosis máximas de aditivos que pueden añadirse a los diferentes productos.
El sistema de clasificación para alimentos conocido como NOVA, establecido por la OMS, divide los alimentos procesados en las siguientes categorías: Alimentos mínimamente procesados (carne, frutas, verduras, jugos de frutas recién extraídos); ingredientes culinarios procesados (aceite de cocina, margarina, sal, azúcar), Alimentos procesados (quesos, carnes saladas, atún, panes, enlatados), y alimentos ultraprocesados (embutidos, bebidas carbonatadas, sopas instantáneas, postres empaquetados).
Las cinco categorías de alimentos procesados más consumidos en México son panadería, lácteos, confitería, productos del mar y cárnicos, y salsas y aderezos, según datos de este organismo. Por ello, “resulta crucial que la población tenga información sustentada sobre los productos que consume todos los días”, indicó el especialista.